Llueve. Sale el sol. Vuelve a llover. Nublado todo el día. Mucha humedad. Profunda humedad. Bogotá transpira frío. De a ratos sale el sol. Acompaño a votar a Jorge. En las calles no hay ambiente electoral, por lo menos no el que acostumbramos en Argentina o el que yo me imaginaba. Jorge vota en la Municipalidad, en la Plaza Bolívar, es militar, me cuenta que participó de los equipos de paz que elaboraron el acuerdo con las FARC. Llega la mesa donde le toca emitir su voto en apoyo al acuerdo alcanzado entre el gobierno de Santos y la guerrilla de Timochenko, mesa doce, toma su boleta de una caja de cartón, la dobla y la ingresa a la urna.
Luego seguimos charlando. Me cuenta que no todo está dicho. Que probablemente el camino a un acuerdo y a la paz sea más complicado aún.
Me cuenta que el acuerdo es bueno, que contempla no solo el fin de las FARC como movimiento armado, sino una reforma rural integral como forma de buscar superar la pobreza, mejorar las condiciones de los habitantes, Los desplazados podrán volver a sus tierras a trabajar en ellas y vivir en paz.
Me cuenta que se crea un programa nacional integral de sustitución de cultivos y se generarían créditos y asistencia en educación, salud, trabajo digno y vivienda a los involucrados además de formalizar la posesión de la tierra.
Me dice que el año que viene las FARC se convertirían en un partido político que podría participar en elecciones.
Del otro lado se escucha una radio, un vallenato que no reconozco.
No más de cuatro personas votando en las mesas. “Colombia es abstencionista por excelencia” dice Jorge.
No es obligatorio el voto, cierto. Pero el tema de la paz creía yo que incitaba mayor atención e interés. Se ve que no.
La inestabilidad climática sigue.
En las primeras horas de la tarde compartimos unos mates con los compañeros. Expectantes vamos acomodándonos, esperando los resultados.
El Sí al Acuerdo pierde por 57 mil votos.
La Ultra derecha utilizó los medios de comunicación para desinformar, la gente escuchó solamente que “le iban a pagar millones a los guerrilleros que se cansaron de matar gente y a los pobres laburantes nada”.
Uribe, los opositores conservadores y los medios concentrados de comunicación hicieron un trabajo muy efectivo para que el acuerdo no se logre y persista la desidia en el pueblo colombiano.
El ambiente entre los amigos y compañeros es de desolación.
Las autocríticas empiezan a surgir: falta de unidad de las organizaciones y los partidos de izquierda, poca militancia por el SI en las calles, falta de liderazgos sociales aglutinantes que pudieran desequilibrar la potencia en los medios de la oposición, poca publicidad de los términos del acuerdo, entre otras tantas.
Los resultados ya fueron oficializados. Triunfó el NO. Perdió el SI. Perdió Santos. Ganó Uribe. Perdió la izquierda. Ganó la derecha. Ésas son las máximas síntesis de los medios de comunicación concentrados y conservadores que ya empezaron nuevamente su metralleta de odio y resentimiento cumpliendo órdenes.
La población como si nada.
Como si no se hubiera enterado que este día el mundo los observaba atentamente. Y que de ellos dependía enviar una señal de paz y de esperanza.
Julia Argentina Perié
Parlamentaria del Parlasur